5.06.2011

Cuerdas de guitarra, plumillas y audífonos.

Él. Un tipo que podría parecer complicado, y que en realidad lo era para muchas personas. Aunque si llegabas a pasar mucho tiempo con él, podrías incluso adivinar algunas de sus manías, de sus tendencias, de sus fanfarronerías y de sus caprichos. Un tipo con preocupaciones tanto banales como importantes. Le preocupa su aliento cuando besa, siempre trata de ser generoso. No pedía mucho en la vida, aunque le faltaban dos cuerdas de guitarra, plumillas, audífonos y otra cosa que siempre se reserva de decir. Como ven, le preocupan tanto idioteces como cosas importantes. ¿Por qué se reserva de decir ésa última cosa? No me lo pregunten, ni yo mismo lo sé. El caso es que a veces él le toma importancia, y a veces no. Cuando no lo hace, nada pasa. Al menos no en lo que él ve. Cuando lo hace, normalmente pasan cosas estúpidas. Y en cierto sentido, él sabe que tiene que darle importancia. Pero como no le gusta que las cosas estén fuera de su control, no le toma importancia, para que no pase nada. Lo peor es que de ninguna manera están las cosas bajo su control, sólo que al parecer lo están cuando no hace caso de esa cosa que siempre se reserva de decir.
Al final, él vivió.
Al final, el pidió perdón, y también perdonó.
Al final, él se dio un tiro porque no soportó.
Al final, todo estaba dentro de su mente.
Que estúpido él.
Ya no supo qué hacer.

1 razones para leer:

Martha C dijo...

Oraaalee! Murió entonces? Bonito escrito:) Ya te sigo.