3.24.2012

El querer olvidado

Todo volvió a octubre del año pasado. Yo recordaba todo lo que pasó en el intervalo octubre-marzo, pero era como si hubiera regresado en el tiempo, y solo yo sabía eso. No, no solo había regresado en el tiempo, más bien había entrado a otra realidad. Y los recuerdos de ese otro mundo me asaltaron. Supe que nos habíamos dejado de hablar y que hacía pocos días nos habíamos reconciliado. Como ahora. Una de tantas. Pero algo era diferente. No era el mismo salón y, aunque todo transcurrió en casi una escena, estoy seguro de que tampoco era la misma escuela. Tampoco las mismas personas. A la única que recuerdo de mi realidad era a ti. Hablábamos: yo bromeaba acerca de la razón por la que nos enojamos, tú solo reías. Entonces un compañero, que estaba escuchando nuestra conversación, comentó que yo ya dejara de hacerme pendejo y que le dijera la verdadera razón. Obviamente tú lo tomaste a juego, pero a mí me tomó tan por sorpresa que me bloqueó y me aplastó contra la pared. Y de repente lo dije, sin pensarlo o reflexionarlo ni un instante: "Me... me gustas. Mucho.". Huí. En realidad solo salí del salón, pero con tanto ímpetu que todos se sorprendieron. Y entonces algo cambió. En mi realidad tú te habrías quedado allí, sin saber qué hacer. Pero en el sueño tú saliste. Me buscaste. Y no se necesitaron palabras. Nos besamos, y lo siguiente que recuerdo fue que estábamos tirados en el suelo. Nos levantamos y regresamos al salón. Entonces dijiste: "¿Ves cómo no era tan difícil, cómo no debías tener miedo?".

Desperté.
Sin reflexiones, solo fue un sueño.

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